En la actualidad, los rankings se constituyeron en "medidas de calidad" con una amplia repercusión en la opinión pública, ya que a partir de una escala numérica se intenta realizar un ordenamiento jerárquico sobre la base de un juicio realizado siguiendo determinados indicadores. Pero no siempre se explicita con claridad el conjunto de los indicadores seleccionados.
La calidad de la universidad es una cuestión central en la tarea de gestionar una organización compleja como la UBA. La existencia de diferentes rankings da cuenta de la falta de consenso acerca de lo que se considera una educación universitaria de calidad. Algunos utilizan indicadores que corresponden a datos objetivos, mientras que otros obedecen a opiniones de los miembros involucrados.
Si uno compara en términos longitudinales la posición de la UBA en diferentes rankings, observa que en el de Shanghai -con indicadores que a nuestro juicio son más objetivos porque se basan en datos bibliométricos- la posición de la UBA permanece igual y está mejor posicionada que en el QS.
En el ranking de Shanghai -a nivel mundial- desde 2006 la UBA se mantiene ocupando el puesto 151-200 de las 500 universidades top. En 2013 la UBA está en el mismo puesto (150-200) que la Universidad Autónoma de México y la Universidad de São Paulo entre el 101-150. Es decir, la UBA está entre el segundo y tercer puesto de América latina y es la única de la Argentina que está en el top 500 global.
La Universidad Católica de Chile que, según el ranking QS es la primera en América latina, aparece en el puesto 10 en el ranking Scimago y en el puesto 401-500 en el de Shanghai. Esto es un ejemplo de que cada ranking tiene criterios diferentes para determinar la calidad y que detrás de un número se esconden un conjunto de indicadores -de mayor o menor validez y confiabilidad- que suponen un modelo de calidad.
Por otra parte, se comparan instituciones muy dispares. Por ejemplo, la UBA tiene ingreso directo e irrestricto, es la institución de educación superior más grande del país. Cuenta con 351.200 estudiantes de grado, que representan el 25% del total de la matrícula estudiantil del sistema universitario público. La dimensión de su matrícula da cuenta de que la UBA atiende al desafío de la diversidad y tiene como propósito la inclusión de todos.
En conclusión, los rankings intentan representar la realidad de manera simplificada y no explicitan la complejidad que hay detrás de las actividades que llevan adelante nuestras universidades, las que, incluso, muchas veces, no pueden ser cuantificadas.